Cuando mi carro a vela en ‘Y 1.0’ por fin estuvo terminado, me acerqué junto a los dos amigos que me ayudaron a construirlo, a una de las playas de la zona para probarlo. Era el día perfecto, un viento medio y constante soplaba de través a la playa. Estupendo para mi inexperiencia y la maltrecha vela BIC con la que me movería.
El caso es que una vez montado el carro, comenzaron las dudas. Era el momento de probar el diseño y trabajo que tanto tiempo me había, nos había, llevado.
De momento uno de ellos colocó cámaras de vídeo por todas partes (tres y aún no me había movido). No he llegado a ver más que un par de minutos de las grabaciones, no sé si el resto están censuradas o apuntaban al suelo. En lo poco que he visto, mi cara era como la de un niño el día de Reyes Magos, los gritos y expresiones de alegría los de un adulto (esos si eran censurables).
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primera configuración y vela |
Ya en el coche y de vuelta a casa, mis compañeros estaban pensando en buscar material para construirse el suyo. Que si en ‘Y’, que si tipo Blokart, que si uno francés… que el buggy modificado era muy chulo pero necesitaba una furgoneta para moverlo… que si torsiones, distribución de fuerzas, tipo de dirección, centro velico, que si tal… que si cual. Hoy, tras aprovechar parte de los tubos que uno de ellos tenía arrumbados (un tanto anchos, pero muy fuertes), diseñarles otro carro -esta vez más clásico- bajo la premisa del particular diámetro de los mismos, y comprar velas, mástiles y botavaras de windsurf. Les quedan dos semanas para rodar. (primeras pruebas aquí)
De eso no llega al par de meses, en los cuales no he dejado ni un solo día de consultar la dirección y fuerza del viento, esperando cargar el carro en el coche.
No llevo mucho tiempo en este mundillo. Pero lo cierto es, que quien se sube…
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